Productos de Brian Kane
Después de graduarse en la University of Bridgeport en Connecticut y de pasar un año trabajando en Nueva York en el diseño de dispositivos, Kane y su esposa se instalaron en Milán, Italia, donde literalmente anduvo de puerta en puerta. Una de esas puertas se abrió, la del arquitecto Silvio Coppola, y este hecho cambió su vida. “Ver su pasión por el diseño fue algo realmente llamativo para mí”, dijo Kane, quien decidió que el diseño de muebles era a lo que quería dedicarse.
Volvió a Nueva York después de un año y ocupó un puesto en Atelier International (ai). En 1977, se unió a la Metropolitan Furniture Corporation (Metro) y posteriormente se convirtió en uno de los socios propietarios. Mientras estaba en Metro, se involucró en la fabricación, otra experiencia de aprendizaje clave. “Es una parte integral de lo que hacemos”, explica.
En 1989, fundó Kane Design Studio en San Francisco, donde se centró en lo que más le gusta: la sillería. “Todo está relacionado con la comodidad y la innovación”, dice. “Siempre intenté explorar los materiales y los procesos y usarlos de diferentes maneras, de modo que agreguen un elemento de detalle exclusivo. Me definiría como minimalista, me esfuerzo por lograr la simplificación en la forma y la fabricación”.
Al desarrollar la línea de tumbonas Swoop de Herman Miller, Kane se basó en su experiencia como docente en el California College of Art, donde observó cómo los estudiantes interactúan con el mobiliario. “Realmente no se sientan en una silla; se acuestan, descansan, se encaraman. Con sus iPods y computadoras, pueden desconectarse totalmente de un entorno ajetreado siempre y cuando se sientan cómodos.
“Traté de responder a eso de manera sabia, con curvas ‘descendentes’ donde la gente pueda estirar sus brazos o piernas y seguir sintiéndose a gusto y con buen respaldo”, dice.
Si bien es probable que Kane sea más conocido por su tumbona y su sillería para oficinas, sus bancos pueden encontrase en todo el país, desde Nueva York hasta San Francisco. “Mis familiares siempre me envían fotos suyas sentados en uno de mis bancos en Nueva York”, se ríe.
Sus diseños ganaron más de 80 premios y se exhibieron en los museos Whitney y Brooklyn de Nueva York y en el Museum of Modern Art en San Francisco. Dice que está especialmente orgulloso de que sus sillas estén junto a las de Charles Eames y George Nelson en los showrooms de Herman Miller. “Para mí, no se puede pedir más”.