Productos de Konstantin Grcic

De niño, Konstantin Grcic amaba construir objetos. Después de la escuela secundaria, comenzó a trabajar para un restaurador de muebles antiguos, “porque quería aprender cómo se hacen las cosas de manera correcta”, recuerda. Esto derivó en aprendizajes con un ebanista, donde descubrió algo que le gustaba incluso más que la construcción: el diseño. Luego ingresó al Royal College of Art en Londres, donde encontró su verdadera pasión: el diseño de muebles.


Su trabajo es conocido por su proceso de pensamiento lógico, integridad de materiales y respeto por los métodos de producción, y su lista de clientes se parece a un quién es quién en mobiliarios y artículos del hogar: Authentics, Flos, Iittala, Krups, Lamy, Magis, Moroso, Muji, Plank y Vitra, entre otros.

Su asociación con Magis originó una de las sillas más interesantes e ingeniosas jamás creadas: Chair_One. “Este fue un proyecto maravilloso para trabajar”, dice Grcic, admitiendo que su relativa juventud (e inocencia) lo llevaron a recorrer caminos sin explorar con los ojos bien abiertos.

“Esta fue posiblemente la primera vez en la que un molde fundido de gran tamaño se usó para realizar una silla. Por lo general, esta tecnología se usa solamente para componentes más pequeños”, explica. “Involucró mucha mecanización pesada. Decidí dividir las superficies en secciones delgadas como ramas que permitieran que el material fluya a través del molde para crear la forma, que es como una canasta o una cuadrícula, y es muy tridimensional”.

También fue una de las primeras veces en que se usó el modelado con computadora en 3-D, “para mí, fue un proceso muy innovador y ciertamente un punto de inflexión para nuestro estudio”, dice Grcic.

“...diseñar es una gran responsabilidad. Y creo que solo se puede hacer bien si realmente se disfruta”.

- Konstantin Grcic

Con cuatro años de elaboración, Chair_One siguió hasta convertirse en un icono de diseño y ahora está en las colecciones permanentes de muchos museos prestigiosos, incluido el MoMA en Nueva York y el Centre Georges Pompidou en París, junto con otras piezas de Grcic, tales como su lámpara Mayday, producida por Flos en 1999.

Grcic se siente muy afortunado de hacer algo que ama tan apasionadamente y espera que los jóvenes diseñadores que están comenzando sientan lo mismo. “Algunas personas piensan que el diseño es sinónimo de diversión, pero eso no es cierto”, agrega. “Es un trabajo duro, importante. No solo hay que pensar en el objeto que se está diseñando, sino en todo lo que lo rodea, desde cómo se producirá hasta quién lo usará, y qué pasará con ese objeto una vez que finalice su ciclo de vida útil. Diseñar es una gran responsabilidad. Y creo que solo se puede hacer bien si realmente se disfruta”.